jueves, 11 de octubre de 2018

soy cazador y siento orgullo por ello


En lo que voy a compartir a continuación quizás encuentre en algunos crítica y en otros asentimiento, pero realmente lo que busco es concienciar y mostrar el orgullo que siento de lo que soy y de lo que hago, y aunque sólo un individuo se conciencie en esto, me conformo, pues por algo se empieza.

Soy cazador y disfruto de ello lo que mi tiempo libre me permite. Soy consciente de que mi actividad cinegética escuece en algunos sectores de la sociedad, pero estoy tranquilo, sé que mi actividad no sólo me enriquece a mi como persona, sino que enriquece a mi entorno.




Dependiendo de cuánto sepas sobre el mundo de la caza o sobre el mundo rural, ya que el uno no se entiende sin el otro y viceversa, mi anterior afirmación puede parecerte una chifladura o una certeza real. Por los primeros lo intentaré explicar y por los segundos reafirmar, y lo haré en el orden inverso al que lo redacté, ya que, del enriquecimiento de mi entorno nace parte del mio propio.

La caza es un bien generador de riqueza y empleos, ya que por sí misma genera 6.475 millones de euros y casi 190.000 empleos en nuestro país (se puede consultar en el informe de impacto económico de la fundación artemisan),  lo que ya por sí solo podría justificar su existencia frente a otras actividades, que no sólo no generan beneficios, sino que suponen un gasto para las arcas del estado. Lo más importante de todo es que son datos referentes a diferentes sectores, entre ellos hosteleros, textiles, agroalimientarios, sociales, etc...
Esto que por si mismo ya es algo a tener muy en cuenta puede hacer pensar e incluso hacer plantear que lo que de verdad debe importar es el impacto medioambiental.





Ante la anterior disyuntiva, responder es fácil, pues nuestra actividad necesita y requiere de una manutención por parte de los cazadores, evidentemente para poder cazar es necesario realizar actividades de conservación y gestión que permitan tener el medio en las mejores condiciones, tales como limpieza de monte, ayuda de comida y agua en los meses más desfavorables para apoyar a los animales (que independientemente de su carácter cinegético o no, son  aprovechados) manutención de hábitats propios, etc.
Cabe destacar por mucho que a muchos les escueza, que muchas especies en peligro de extinción están saliendo adelante en cotos cinegéticos, pues de nuestro control y gestión éstas se ven beneficiadas, pueden buscar en google, sin ir más lejos, el tema del lince ibérico, donde se explica cómo está saliendo adelante.

Por si fuera poco lo anterior, hay que añadir que, cuando hay una sobrepoblación de animales, pueden provocar problemas en el sector agrario con daños a cultivos, traduciéndose en grandes pérdidas para los agricultores, y con la caza se pueden reducir o anular éstos. Otros problemas que pueden darse con la sobrepoblación, son los de enfermedades infecciosas, tales como sarna, tuberculosis, mixomatosis, vírica, etc...y sólo con el control de la sobrepoblación se pueden evitar o disminuir.

Cómo decía, todas estas cosas me hacen sentir una reafirmación en la actividad que realizo, pues sé que tiene mucho de positivo en ello, pero además, debo de agregar que, gracias a la caza, puedo estar en sitios que de otra forma no estaría, que puedo conocer el campo de una forma tradicional y respetuosa, que disfruto de una gran gastronomía rodeado de amigos en cada salida, que puedo estar cerca de los animales desde su principio hasta su fin, que disfruto de su vida, y de su muerte, pues como lo que cazo, pues la carne silvestre es la más sana que existe y su sabor es inmejorable.
No se puede negar, ni lo negamos,que la caza en uno de sus términos es dar muerte a un animal. La muerte es natural e inherente a la vida, e intentar pensar que la muerte no debe existir es no darse cuenta que la relación muerte vida es indispensable precisamente para lo último. Es un pensamiento muy hipócrita el pensar que tras un plato de carne hay muerte y sufrimiento y no tras una rebanada de pan por ejemplo, pues para que éste último se dé, primero se ha tenido que eliminar un bosque o campo con todos sus inquilinos, tras la siembra, vienen las tareas de mantenimiento realizadas con productos fitosanitarios que dan otro gran repaso a aves, insectos, pequeños mamíferos y otros, y para acabar en la recolección donde otros muchos de los anteriores son linchados por ruedas y cuchillas. En definitiva a través de la caza y con sus acciones paralelas se consigue fomentar la vida de las especies, y es que, como dice mi amigo Javier de EL MORRAL DEL CAZADOR, "la caza no es muerte sino vida, viva la caza."



La caza además es ética y responsable. Responsable porque se ajusta a cupos y a necesidades poblacionales, porque se caza lo que se tiene que cazar, pues la caza se encarga de garantizar equilibrios poblacionales que eviten descompensaciones y a la postre, problemas como los ya comentados anteriormente. Es ética pues a parte de cumplir con las normas y leyes, y porqué no decirlo también de sus tradiciones, busca que el desarrollo de ésta sea realizado con respeto hacia el animal a cazar, que éste no sea una simple diana en el campo, como algunos pueden pensar,  sino un ser vivo con opciones y posibilidades. Hay una máxima que nos recuerdan los mayores que nos dice "que cuanto más sufrida,más caza es" y es que sin esfuerzo no hay recompensa.

No puedo olvidarme de que la caza la entiendo como una pasión, y esto es así porque también crea unos aspectos emocionales en aquellos que la realizamos, que nos hace acogerla como algo que nos sobrepasa, quizás sea que permite crear más vínculos especiales con amigos y familia que en otros ámbitos no he conseguido, y es que la caza compartida con gente a la que aprecias es mucho más.
Al ser una actividad en la naturaleza, te permite reencontrarte con esa parte de uno mismo que ansía libertad, que necesita sentirse parte del medio. La caza te quita el sueño, y parte de tus pensamientos a lo largo del día, van enfocados a ella. Aunque como ya hemos dicho, también quita tiempo, ya que cazar supone mucho más que salir a abatir animales, supone estar todo el año en el campo cuidándolo y cuando inviertes tanto en algo, es difícil no sentirlo y hacerlo con cariño.




Seguramente, aquellos que no sean simpatizantes de la caza, llegados a este punto, puedan comprender que al final la caza es un cúmulo de cosas que seguramente desconocen, y que aquellos tópicos de que tiramos a todo lo que se mueve, que arrasamos allá donde pisamos o cualquier otra barbaridad, no es ni más ni menos, que un enfoque malitencionado por enemigos del rural y de la actividad.
La caza es necesaria y fundamental, así como los cazadores.

Hoy por hoy, la caza es un derecho que la ley permite, aunque bajo mi opinión debería ser un deber para la ley mantenerla y protegerla por todo lo anteriormente comentado, pero pese a todo, cada día tenemos más limitaciones y todo bajo el prisma de los malintencionados ataques de animalistos y los mal llamados ecologistas, que no dejan de falsear nuestras actividades y disfrazarnos de los malos de la película, algo así como lo que hizo Disney con Bambi.
Con el márketing y con las RRSS se puede manipular, pero por mucha manipulación que haya, la verdad reluce, y no hay más que mirar al campo y a los pueblos para ver dónde estamos unos y donde están otros, quienes somos los verdaderos ecologistas y quienes buscan sólo las doctrinas populistas con unos fines oscuros y lucrativos.

Mi orgullo es poder decir allá donde voy que SOY CAZADOR y que conmigo hay una gran parte de la población, que no somos asesinos, que somos los protectores de nuestros campos, de nuestra tierra y de sus habitantes, que los tópicos, tópicos son y los bulos se los lleva el viento.
Aquí estamos para quien nos quiera conocer.




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2 comentarios:

  1. Por mi parte ya sabes que no hay ninguna crítica, Dani. Que se piquen cuanto quieran los animalistos porque el que se pica ajos come jaja
    Muy buena reflexión
    Saludos
    Diego

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