lunes, 21 de noviembre de 2022

ESPERAS. "LA PIEZA DEL TRACTOR"

TEMPORADA DE ESPERAS

Espera 13. Mayo 2022.

"LA PIEZA DEL TRACTOR"

Que la caza es gestión y ayuda al agricultor es una máxima ineludible, y que todo esfuerzo tiene su recompensa, otra, pero lo que pasó aquel día fue tremendo y demostró que las casualidades de la vida son cuanto menos inesperadas.

 Era sábado y a mi no me  tocaba aguardo, y es que había estado hacía dos noches con Cayetano, sin nada de suerte como ya había contado, es más, estaba siendo un año donde por unas cosas o por otras siempre fallaba algo. En unos días volvería a quemar mi última espera, o mejor dicho la que yo daba por última espera, y qué cosas de la vida, no pude hacer. 

En fin como decía, yo no tenía planes cinegéticos para ese sábado pero todo esto cambió a las 13 de la tarde de aquel día. Mi buen amigo Ramón, que estaba en plena faena de cosecha y siega, me llama con que había tenido un problema con el tractor y necesitaba que urgentemente vaya a por una pieza que necesitaba y q solo venden en un pueblo cerca de donde yo vivo y que él no tiene forma de llegar a tiempo, perdiendo de esta forma todo el fin de semana de trabajo. 

Los amigos estamos para estas cosas y corriendo me fui a por lo que necesitaba. 
Él pese al lío que tenía por allí, terminaría unas cosas y saldría de viaje a por la pieza. El caso es que cojo la pieza y empiezo a mirar el grupo de esperas del coto, y veo que no se habían registrado todos los cazadores del día. Mi cabeza empieza a echar humo y abusando de mi padre y mi mujer empiezo a maquinar para si finalmente sobra una espera apuntarme al sorteo, y quitarle a mí atareado amigo el venir hasta aquí, llevarle la pieza y ya de paso ayudarle a quitar algo de daño. 

Los astros se alinean y todo cuadra, para alegría sobre todo de Ramón. 

                                                       

La verdad no tenía nada visto, nada organizado y pese a ello, me escribo a mí amigo Cayetano para que se venga, y este que se apunta a un bombardeo ni corto ni perezoso acepta el plan aún a sabiendas q esta espera es toda una aventura.






Faltaba sólo decidir el donde ponernos, y es mi amigo Ramón quién nos indica una parcela compleja de cazar por como estaban los aires, y por las posibles diferentes entradas que tenían a la parcela, y q no tenía controladas. Guarros había seguro, porque daños había. En fin acertar las querencias ya era de mi cuenta, pero el tablero de juego ya estaba sobre la mesa.

Llegamos al cazadero tras dejar la pieza del tractor de Ramón a su dueño y tras analizar el terreno, nos colocamos como mejor nos pareció, algo esquinados y dejando mucha amplitud de tiro en algunos casos pero el aire me preocupaba y era la opción donde menos aireábamos.






La noche empezó con disgusto pues al sacar el rifle tenía unas extrañas manchas de óxido, que días más tarde mi buen amigo Raúl me limpiaría, y es que en un rifle nuevo eso no era normal. Pero en fin las humedades nocturnas y el calor que había esos días hicieron esos desperfectos que gracias a dios no fueron a mayores, pero que cambiaron para siempre mi forma de manejar las armas, estás cuanto menos tiempo en las fundas, mejor.

Me quedaban un par de balas Sako, pero la poca confianza en ellas hicieron que quisiera estrenar las GECO Teilmantel y puse una primera bala de estas, seguidamente dos Sako y finalmente nuevamente una GECO. Las prueba en el campo de tiro fueron calcadas de una bala a otra con lo que no hizo falta ajustes y que no me pesará mezclar las balas.

La noche nos alcanzó rápido, ya que entre visitas, mirar la parcela, hacer un poco de puesto, el disgusto del rifle y la no menos importante toma de la merienda el tiempo pasó volando.





Cayetano fue el primero que advirtió un ruido por la espalda que nos hizo ponernos en guardia pero yo no veía nada ni sentía nada. Quince minutos después ya somos los dos los que sentimos algo de ruido muy ligero nuevamente por detrás.

Tiro de mi nocturno #nachtjager #nh3 y forzando la postura en la silla para volverme veo unos ojos que sobresalen por encima de unas avenas a unos 60-80 metros cerca de un chaparro.




El tamaño del animal era cuanto menos curioso para que sobrepasara la altura de las avenas, y había que probar el lance. Dejo el nocturno en el suelo y empieza la operación "giro sigiloso". 

Mi silla estaba en posición totalmente opuesta al tiro a realizar, de pie no entraba para tirar al revés, y necesitaba sentarme, Cayetano estaba también sentado en medio y con toda la calma del mundo ambos dos empezamos a movernos como el más lento de los perezosos para adaptarnos. El guarro gracias a Dios siguió a lo suyo y pudimos completar el giro. 

Vuelvo a mirar con el nocturno, y el animal estaba empezando a mosquearse. Había que tirar ya, dejo en el suelo nuevamente el nocturno, cojo el Franchi, apunto en dirección al guarro y enciendo la linterna Batvision force 1.

El animal reacciona rápidamente al alumbramiento y sale despedido como un cohete, y como si de un lance de montería o a conejo se tratase, le corro la mano y le disparo. Gases humos y el correr de la mano no me da para ver si ha seguido para adelante ya que tengo un chaparro que no me deja ver, y el ligero desnivel por más que pasamos el nocturno no nos deja ver nada. Fiándome de mi oído, yo juraría a ver escuchado un pataleo en la paja de la siembra peeeero no tenía seguridad. El deseo o las ganas a veces te hacen malas pasadas. Yo desde luego había jugado bien el lance y tenía confianza...la bala GECO que había usado si daba al guarro sabia que no haría prisioneros... Tocaba esperar, era muy pronto para andar moviéndose del puesto.




La noche estaba cachonda pues no pasó mucho tiempo cuando volvimos a sentir ruido. Miramos y esta vez vemos una cuadrilla  que ha entrado por la parte de abajo  a buscar las avenas que quedaban en pie. 

La distancia era grande, pero me decido a intentar un nuevo lance a por uno de los tres igualones motoristas que conformaban el grupo. 




Tiro de linterna, y como será la cosa que tras cinco o seis segundos apuntando soy incapaz de verlos ni medio nítidos. Apagó linterna. Hablo con Cayetano y le digo que no veo con claridad que la linterna no da para tanta distancia. De hecho los guarros ni se han inmutado del alumbramiento y están a lo suyo.

Los vigilamos un rato con el nocturno en espera de que se acerquen. Y lo hacen, cambiándose de un chaparro a otro pero q supone si acaso pasar de 300 metros a 270. Es entonces cuando uno de ellos parece q empieza a desfilar sin dejar de comer eso sí y con calma hacia el monte. Decido jugármela. 

Tiro de luz, me cuesta ver el bicho pero lo meto la cruz y tiro. Está vez los gases no me molestan tanto gracias a la brisita que está vez si había, y que en cualquier caso corroborado por Cayetano que tenía el nocturno, observamos que el guarro al que tiro antes de ponerse en huida con sus compañeros de cuadrilla, hace un extraño, gira sobre sí mismo antes  de salir como alma que lleva el diablo. Dar lo había dado pero la reacción del animal no me gustaba, y me daba la corroboración de que las balas Sako no paran la caza como yo quisiera y que no estaba tan fallón como me estaba pareciendo está temporada. En fin tocaba esperar para ir a pistear, pues seguía siendo pronto. Noche sin luna por cierto. 

Ahora sí que parece que hay más calma, cuando de repente a mi espalda una hora después siento movimiento. Nos acechaban  desde todas direcciones esa noche. 

Me giro cómo puedo en la silla y con el nocturno veo una piara de unos 6-7 miembros que van alambreando dirección hacia abajo. Hacia la altura de donde estuvo el primer guarro. Veo que se disponen a pasar la gatera, y como el tiro era inverosímil por maleza, posición del chaparro y otras variantes intento anticiparme preparándome con el rifle hacia donde supongo que irán a pasar.

Les espero, les espero y no dan la cara. Les siento pero no les veo. Por más que miro no les veo y me da por pensar que están detrás del chaparro o q han ido a parar algo más abajo por un pequeño desnivel que desde mi posición me impide ver. Aguanto un tiempo y cuando dejó de sentirlos, me decido a salir del puesto entre otras cosas porque me estoy meando. Salgo con cuidado y pese al ruido que hago, no se siente ninguna espantada.  Alumbró con la force 1 y se les ha tragado la tierra. Con el Nachtjager tampoco veo nada. Son más de las doce y decido dar por acabada la espera.

Recogemos parcialmente y nos vamos a ver el primer guarro, y llega la alegría de la noche. El bicho había caído en el tiro y sólo la orografía del terreno habían impedido que lo viéramos desde el puesto. El bulto abultaba muchísimo, era más grande de lo que creíamos, mucho más. Al acercarnos nuestra alegría se desbordaba, era un señor guarro con una boquita más que interesante. El primer guarro que cobraba esta temporada de esperas, y el primer macho con boca que cazaba en esta modalidad.











Fuimos a mirar el segundo guarro y pese a nuestra insistencia no vimos ni gota de sangre, y aunque otro día volví tampoco fui capaz de dar con él. Dado iba pero sin dar sangre es muy complicado. En fin la comparativa entre la Sako y la GECO había dictado sentencia, y las Teilmantel pasaban a formar parte del equipo del 308 de ahora en adelante.

Tocaba volver al guarro que si teníamos, sacarle de donde estaba, prepararle e ir para casa. El trabajo nos llevó hasta las cinco de la mañana y aún quedaba volver por carretera horita y media. 



Cosas de la vida, ya no sólo el compartir la experiencia con un amigo que se alegra tanto o más que tú de lo ocurrido, es motivo de felicidad y orgullo, sino el que se implique como lo hizo Caye en ayudarme, y es que sin él esa noche, seguramente no sé ni cómo hubiera sacado el pedazo de guarro del campo para aprovechar su carne.

Un día para el recuerdo, una noche única y la idea de que la implicación con ayudar a quien te lo pide de una forma otra tiene recompensa antes o después y aquella noche me tocó recibir de los montes de Alcoba un auténtico tesoro que cada vez que lo veo en casa me hace sentir afortunado de ser cazador y de disfrutar de todo lo que hago. 




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