Un ladrón de perros siempre será un hijo de puta



Aunque de natural soy malhablado, cosa nada extraña para un español con malaleche, calvo y casi cincuentón no suelo catalogar ni mucho menos insultar en el ciberespacio. Quizá haya soltado algún improperio, quizá algún calificativo gracioso o jactancioso, quizá alguna vez haya soltado algún exabrupto, pero con un ladrón de perros voy a tener tolerancia cero.

Este es un tema que me jode y eriza los pelos de la nuca como pocos, algo que arrastra nuestra sociedad como una de las peores lacras heredadas del pasado mas remoto. Por eso queridos lector@s más que una lúcida exposición, (si es que alguna vez la hice), esta vez les prometo un buen surtido de improperios y palabrotas.

Y aquí viene la primera, la más típica, tradicional y usada de la lengua castellana, en sus múltiples variantes hijo puta, joputa, hijoeputa, joeputa… Desde aquí te la dedico, sin la mínima intención de herir a mujer alguna, ni mucho menos a una madre. No nos valen tus excusas aunque intentes convencernos que necesitas el dinero para comer, eso es del todo falso, hoy día ya no es necesario robar y quién roba para comer roba comida no un perro.

Tampoco vamos a creernos que estás rescatando un alma pura de su maltratador, que eres un nuevo adalid del animalismo cerril cuando eres un vulgar y ramplón delincuente. No hay hasta el momento una excusa válida para arrebatar un perro de su hogar, si hay maltrato denúncialo a las autoridades en lugar de jugar a ser Dios.

Lo vivido estos últimos días servirá para dar cuenta, a toro pasado y sin apasionamiento que influya a extralimitarme con semejantes sabandijas. Gentuza que amparada en el egoísmo, la ignorancia y un egocentrismo exacerbado que se cree con derecho a romper los más antiguos lazos entre hombres que cazan y perros cazadores.

Una Perra desaparecida mientras cazaba


El caso es real y por desgracia habitual entre cazadores, en nuestro mundo los malnacidos también encuentran refugio y el amparo de «chusma» como ellos. Bastardos que saben manejar perros, los roban y no dudan en utilizarlos como si fueran un chaleco, una navaja o un simple morral, elementos despreciables capaces de llevarse una perra para encerrarla en un corral infecto y ponerla a criar a destajo.

El negocio es rentable, porque se venden los perros de otros, se roban a menudo por encargo a individuos de mal vivir, o mejor dicho del «buen vivir» siempre a costa de los demás. Aunque existen auténticas mafias que recorren el país de Norte a sur haciendo de las suyas, robando perros de caza incluso cuando están cazando con ardides tan funestos propios de sus enfermas mentes como soltar perras enceladas para atraer a los machos.

Una vez con el perro en su poder eliminan microchips y tatuajes arrancándolos o quemando las orejas porque a esta escoria poco le importa hacer daño a los animales. Los prueban cazando y si les valen los malvenden a personajes con tan pocos escrúpulos y tan indeseables como ellos.

Cuando no cumplen las expectativas el destino del infeliz can suele ser un tiro o el abandono. Se han dado casos de reencontrar a un perro robado y abandonado en el monte y el propietario enfrentarse a una sanción económica como responsable del abandono.

Urge eliminar toda esta suerte de canallas del mundo de la Caza cuanto antes, denunciarlos y que paguen el daño que ocasionan aunque a veces sea casi imposible ante la laxitud de las leyes que les ayudan de más. Conviene endurecer las leyes contra ellos, que no les valga con decir que se encontraron el perro vagando para escapar del castigo.

Un cachorro de setter se pierde cazando becadas


Este caso me ha cogido más de cerca porqué el perro es de un amigo mío. Lo notaba extraño, perdido, varios días sin apenas cruzar palabras y no era para menos. Uno de sus perros, de los cachorros iniciados este mismo año había sido «rescatado de sus garras de cazador», lo perdió de vista mientras cazaba, lo busco y cuando dio con su paradero se negaron a entregárselo.

Habéis leído bien querían apoderarse de el perro para evitarle «los peligros» y «el maltrato» de una vida cazadora. A pesar de presentar toda la documentación correspondiente y el testimonio del anterior dueño lo amenazaron e incluso llegaron a inventarse que el animal sufría maltrato. Al final mi amigo tuvo que ponerse serio visto que con ciertos iluminaos solo vale hacer la ley cuando la razón falta.

El negocio de las protectoras y santuarios crece a marchas forzadas, gracias al aturdimiento de gran parte de una sociedad urbanita, hipersensible y manipulada. Basta con montar uno de estos chiringuitos para ganar dinero público, trabucar las leyes naturales y decir gilipoyeces del calado de «Los gallos violan a las gallinas», idioteces tan insondables como «rescatando bebés no humanos» del ganadero maltratador cada vez que roban un cochino o un ternero.

Tienen estructuras perfectamente montadas para esconder perros robados en pisos hasta que caducan los 21 días que establece la ley para adoptarlos. Su especialidad son los galgos, por su aparente fragilidad y la leyenda negra que arrastra el sector, los tatuados suelen sacarlos fuera de España. Harán lo imposible por no devolverlos a su legitimo dueño por el simple hecho de que los «obliga» a cazar.

Es fácil conmover mentes sensibles, son verdaderos artistas del engaño a través de la mentira y el lloriqueo. Fácil disfrazar una realidad con verdades a medias o bulos malintencionados con el fin de hacer una buena caja. Lo peor es que cuentan con el apoyo y la complicidad de algunos veterinarios poco profesionales que les ayudan a eliminar pruebas y a montar sus farsas.


Y todo ello cacareado por los medios de «desinformación» de una falsa izquierda tan afín a estos «robaperas» y a tergiversar toda esta mierda.

No todo el animalismo es una farsa


Por suerte ni de lejos todas las personas declaradas «Animalistas» son de tan baja catadura. Conozco algunas de lo más normal con las que a menudo mantengo charlas sobre pájaros, animales, caza y temas medioambientales. Un grupo de chicas con el suficiente carácter para entablar un debate edificante y respetuoso con cazadores, «y a quién le pique que se arrasque».

Desde aquí un fuerte saludo al «Club anatoquímico de los unicornios». Las cuquis del  twitter, @BuhosNo @C43_H66N1201201252 @Orgullosa15 @Corvuscoras81, un grupo de estudiantes de veterinaria y ciencias, de lo más majas. Saludos también para @Thecollverd @RodaliesJ, @bilnaranda compañeros cazadores de la misma red.

A los políticos y gobernantes cuando los haya


Me gustaría decirles por si les interesa que urgen leyes para cambiar las cosas, cambiar el status de un animal de compañía para que robarlo sea delito y no tenga el mismo valor un ser vivo que un teléfono móvil.  Que sancionen a todos los veterinarios y afines que contribuyan o sean cómplices de los montajes y noticias falsas que circulen por las redes, que las fake news sean castigadas como corresponde.

Y por supuesto poner coto al «despiporre Animalista» del malo, desde el mentecato que difama a un cazador, ganadero o torero en redes sociales al santuario animalista que roba y además se lucra con ello. De la panda de «lloricas» que irrumpen en un matadero al «salvagalgos» que capa y condena a un lebrel robado a vivir en un piso, a la falsa protectora de animales que cría y vende perros, que haberlas hailas.

También las organizaciones afines a la caza deberían expulsar y tener el registro del «ladrón de perros» y expulsar a los cazadores que sean parte de este sucio negocio tanto como ladrones o como clientes. Que se mojen en todos y cada uno de los casos como parece que por suerte ya va sucediendo.

Los que llevamos años comportándonos y pagando los platos rotos ya vemos la hora de que por una vez, y que sirva de precedente «la cuenta la pague la casa»

Que se haga justicia, que no cuesta tanto, que la maldita picaresca deje de ser «marca españa», y que devuelvan «los cuartos» a ver si avanzamos de una puta vez.

Despedida al ladrón de perros


Tienes tan mal fondo como para robar las ilusiones y el dinero de un criador, el trabajo de un adiestrador, a un miembro más de la familia, al amigo de un Cazador, eres tan mala gente como para insultar a una mujer y hacer llorar a una niña.

Bien seas de ralea o de otra tú ladrón de perros robas un ser vivo que no mereces, aunque estés convencido de lo contrario, no eres más que un ser vulgar mangante, al que más pronto que tarde se le terminará «el chollo».

Por eso estoy convencido que no eres mejor que un maltratador, ni de quién abandona o mata a su perro cuando ya no le sirve.

Un ladrón de perros siempre será un HIJODEPUTA.


Este artículo no hubiera sido posible sin el asesoramiento y la colaboración de varias personas a quién estoy agradecido, una tercera prefiere quedar en el anonimato.

Sandra Arcas Viaña-Estudiante en la UDL de doble grado en Veterinaria y ciencia y producción animal.

Victor M. Martínez Esandi – Profesor de la Escuela Española de Caza de la RFEC .



Autor: Moises @lobaco


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