LOS JOVENES POR LA CAZA


Es muy frecuente oír entre los colectivos animalistas la expresión “como podéis disfrutar matando animales, sois unos salvajes, asesinos, ojalá os maten a vosotros”, y una gran cantidad de sandeces muy alejadas de la realidad.

Cuando veo esto, me viene a la cabeza una reflexión; pues sí, puedo llegar a comprender que haya gente a la que no le guste la caza, que le dé pena ¡Claro, faltaría más!, pero me gustaría hacer comprender a este colectivo que lo principal en la caza no es la muerte del animal, ¿Es importante? Por supuesto, pero todo trasciende mucho más allá. Aparte están, los que hacen de la caza un modo de inversión del tiempo, o de capital, y que poseen todas las cualidades menos las de un cazador, posiblemente esos son los que poca ayuda aportan a nuestro mundo que empieza a tener tintes dramáticos.

En relación a los jóvenes, quizás, disfruten de la vida nocturna, muy respetable por cierto, y de esa sensación de alboroto constante alentada por las copas, música y, desgraciadamente en algunos casos, con otros mecanismos bastante más dañinos. ¿Por qué? Puede que con el estrés de la vida moderna, o del trabajo, esperen ansiosos la llegada del fin de semana, ¿Para qué? Posiblemente mi caso sea extremo, pero me resultan desesperantes los infinitos meses de veda en los que las interminables semanas no están acompañadas de un cierre maestro; si, por supuesto, me refiero a una salida al campo.

¿Madrugar un fin de semana? ¡Qué locura!, pues sí, es la locura que sentimos los  amantes de la tradición cinegética por que suene el despertador lo antes posible; ponerse las botas, coger el coche, el rocío de la madrugada, ver a los amigos, el olor a jara mojada, el nerviosismo de lo que deparará el día, lo salvaje, lo desconocido, ver a los perros ansiosos por comenzar la jornada, en fin, lo que creo que todos los cazadores, que no tiradores aprecian por encima de cualquier otra cosa.

En definitiva, decir que la caza es la muerte de un animal es resumir una infinidad de sensaciones que difícilmente de otra forma puedan conocerse.


Autor Alvaro Martín  @lancesyagarres


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