GUILLERMO CANO




Me llamo Guillermo Cano Ortega, tengo 23 años y soy natural de Cuenca. Me presento ante todos vosotros para intentar aportar mi granito de arena en un futuro que se prevé incierto para nuestra pasión, hecho que me preocupa enormemente, no obstante creo feacientemente que con el trabajo de todos podemos conseguir que la caza sea vista como una actividad noble. En especial me gustaría dedicar estas palabras a todos los jóvenes que hoy en día luchan por normalizar la imagen del cazador.

Desde muy pequeño me interesé en el mundo cinegético, en mi familia tanto mi abuelo paterno como materno eran cazadores, así mismo mi padre era un gran aficionado que siempre que no tenía que cuidar de nosotros salía al campo escopeta al hombro.

Aún recuerdo cuando con apenas 8-10 años venía a mi padre cargado de codornices, las cuales pelábamos en el patio trasero de la casa del pueblo ante la atenta mirada de mi abuelo, ya mayor, que nos guiaba paso a paso.

De pequeños pasábamos los findes en el pueblo jugando a que eramos cazadores dando vía libre a nuestros instintos más primarios, aún recuerdo la noche en la que decidimos sentarnos a la espera en “La chopera” armados unicamente con un tirachinas esperando que algún jabalí viniese a nuestro encuentro… ¡¡Que tiempos!!




No fue hasta los 16 años aproximadamente cuando me decidí por completo a hacerme
cazador. Hasta cumplir la mayoría de edad tanto mi hermano como yo nos dedicábamos a
sujetar el morral de mi padre siguiéndole por aquellos cerros alcarreños que hacían sacar lo
mejor de nosotros.

Cumplida la mayoria de edad me fui a Toledo a estudiar “Ciencias ambientales”, una carrera
que desde el principio me apasionó y gracias a la cual se empezaban a vislumbrar en mi cabeza
la mayoría de ideas que hoy tengo en mi cabeza. Gracias a esa pasión me dediqué a intentar
conocer los ecosistemas más cercanos a mi, sus integrantes y como se relacionaban.

Durante la carrera empecé a cazar de manera autónoma teniendo la suerte de aprender de
grandes maestros, en especial mi abuelo Benjamín, que en paz descanse, que rondando los 90
años me enseñó desollar mi primer jabalí.

Una vez acabada mi carrera he tenido la enorme suerte de poder trabajar como educador
ambiental, entre otros muchos sitios en el Parque cinegético experimental del “El Hosquillo”,
un trabajo que me encanta y en el que puedo conocer de primera mano uno de los grandes
problemas actuales que se sitúan sobre nuestra actividad, no es otro que el rechazo social,
fruto en la mayoría de los casos del desconocimiento. Dentro de mi labor profesional he tenido
la suerte de poder transmitir valores respetuosos con el medio, dentro de los cuales se sitúa
por supuesto la caza, dando información veraz que remueva conciencias y provoque
pensamientos propios en el gran público que por desgracia sufre la manipulación que en
ocasiones se profesa desde los medios de comunicación.

El último proyecto que he llevado a cabo ha sido la cuenta de instagram @consercaza donde persigo el objetivo de explicar la caza desde una visión científica, enfocada e la educación ambiental sin olvidar el romanticismo que como naturalista tengo hacia la caza, en sus versiones más puras. Así mismo mi objetivo es que actúe como un canal de difusión del mundo cinegético en el que se muestre en el la importancia de la caza y el respeto que desde nuestra actividad se profesa al medio natural.




Por último no podría despedirme sin mencionar en estas lineas a la cuadrilla de jovenes cazadores de mi pueblo materno “Fuentesbuenas”, entre los que se encuentra mi hermano Arturo, mi inseparable compañero de caza. También a Hector que ya se nos ha hecho padre y a Dani que aunque cada dia salga menos de caza sigue profesando un enorme amor hacia la naturaleza.









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