Romance del Cazador



Temprano por la mañana
y sonó el despertador,
se vestía con sus ropas
como un fiero cazador.
Se cargó al brazo el trabuco,
se dirigió hacia el postor,
ya cacareaba el gallo
ya resplandecía el sol.
Se repartía la suerte,
a su puesto se marchó,
por el monte caminaba
el jabalí con fervor.
Muchos puestos le tiraban
pero sólo uno acertó,
el valiente rehalero
por la pedriza se halló.
Sacaron al gran venado
por mi puesto apareció
entre el brezo y la jara
mi disparo no falló.
Las ciervas fueron tiradas
por el experto postor,
la caracola sonaba
la faena terminó.
En la sala de comidas
me acogieron con clamor
no habían matado nada
pasaron mucho calor.
El final de temporada
aquel día acudió.   


Autor: Javier Segundo Arcos @Jxvii_




 

        

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